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El complejo organismo del hombre



En el reino de la naturaleza, todo está armonizado, bien adaptado, y fluye de manera natural sin esfuerzo consciente alguno. En otras palabras, la naturaleza palpita automáticamente con el pulso universal. Sin embargo, debido a que tienen una conciencia y un entendimiento desarrollado, los seres humanos tienen que volverse plenamente conscientes de su propia armonía con la naturaleza y con el ritmo del pulso universal. Sólo entonces estarán bien adaptados y se les considerará iluminados. De igual manera, en el complejo organismo humano encontramos una serie de energías entrelazadas, sobrepuestas e interdependientes, que constituyen el ego de la personalidad humana. Son como líneas de energía que se entrecruzan unas con otras, y cuyo punto de intersección es el ego: la solidificación de una combinación de energías. Ese complejo conglomerado de energías que constituye el poder del ego y ocasiona dolor y sufrimiento a la vida humana, puede ser fácilmente disuelto con el canto del Power-Mantra Personal.

El estudio de los centros de energía y su efecto en el cuerpo humano, conducen naturalmente al estudio del cerebro humano. Sin embargo, debido a su inaccesibilidad y delicadeza, el cerebro es una de las áreas más difíciles de estudio. La posibilidad de que el hombre utilice su cerebro para estudiar y comprender su propio cerebro, es como tratar de entender la mente con la mente, asir la mano con la misma mano, o ver el ojo con el mismo ojo, sin la ayuda de un espejo.

El asombroso cerebro humano

Físicamente, el asombroso cerebro humano tiene doce mil millones de células, cada una de ellas con aproximadamente quinientos millones de interconexiones, y muchas otras complejidades aún por descubrir. Cuando son calculadas en computadoras y con matemáticas avanzadas, las interconexiones del cerebro parecen ser más numerosas que los átomos en el universo; ¡Son tantas! La capacidad de esta sorprendente parte del cuerpo humano, con aproximadamente dos kilogramos de materia cerebral amorfa de color gris rosáceo y de consistencia gelatinosa, es ilimitada. De qué manera esa sustancia suave y pulsante recuerda, piensa, analiza, siente, discierne, intuye, decide y crea, es el enigma de todos los tiempos. De qué modo dirige las incontables funciones del cuerpo, integrando el todo para sincronizar acción, palabra y pensamiento, mientras el individuo permanece como el testigo inmutable, el espectador verdadero, el observador, alma o espíritu eterno, ¡es un milagro sobre el cual se debe meditar!

Los misterios del cerebro son aún más insondables cuando son
considerados desde la perspectiva de la energía y el pensamiento.
Por ejemplo: no podemos conocernos a nosotros mismos
objetivamente de la misma manera como podemos conocer un
objeto externo u otra persona, porque somos el conocimiento
en sí. No obstante, aunque inmersos en mundos totalmente

diferentes, los neurocirujanos y los yoghis coinciden en sus objetivos. Los primeros abordan el estudio del cerebro de manera externa, material, utilizando los más modernos equipos científicos para manipular mecánica y externamente los chakras, los circuitos de energía, con la finalidad de conocer los secretos de ese órgano maravilloso. Los yoguis, sin embargo, logran conocer internamente los secretos del cerebro cósmico a través de la meditación activa o canto de sus Power-Mantras Personales.

Actualmente, las conclusiones de la ciencia moderna concuerdan más y más con el antiquísimo proceso subjetivo de comprensión y de realización espiritual del yoga. A través de la meditación activa, los yogis descubrieron los circuitos o centros energéticos existentes dentro de su cuerpo, denominados chakras, los cuales están integrados
por componentes tanto físicos como psíquicos. Esos descubrimientos se llevaron a cabo hace miles de años, sin ayuda financiera y sin microscopios. Los chinos y otras civilizaciones también descubrieron esas energías sutiles del cuerpo que circulan a través de los meridianos y se acumulan como chi, la fuerza central que equilibra y armoniza todas las dualidades a medida que el individuo adquiere conciencia cósmica.